miércoles, 21 de julio de 2010

Alles ist hin

—Parece que es verdad —dice él.
—¿El qué? —dice ella levantando la vista del plato.
—Que te quiero.
—Ah.
—Y mira que me pesa.
—No exageres. ¿Y qué vas a hacer?
—No sé. Supongo que nada. Todo está perdido. Alles ist hin, que diría yo si fuera un personaje de Kundera.
—Eso lo suele hacer el mismo Kundera, no sus personajes.
—¿Seguro?
—Sí. Interviene para soltar alguna frase pedante en alemán o bien dice cosas como: «veo de pronto a Clara cuando era niña y jugaba al escondite con su hermana; todavía siguen jugando, pero ahora se esconden de los hombres, que nunca las encontrarán aunque ellos crean que sí».
—Es verdad, me molesta cuando hace eso. Es un narrador metomentodo.
Y así, mientras la tarde se va apagando lentamente, ya no hablan más de amor, sino del autor checo. Los veo sentados junto a la ventana, discutiendo de literatura, habiendo olvidado ya lo importante. Y los recuerdo hace diez años, cuando la vida estaba llena de las promesas que me inventé para ellos. Sic transit gloria mundi, aunque sea latín y no alemán.

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