jueves, 28 de enero de 2010

Un joven Werther

Hay que ponerse en marcha, queda todo por hacer, dice la conciencia del joven estudiante de metafísica Werther Wessermann la mañana de su suicidio frustrado. Frustrado porque todo parece conspirar contra sus deseos de muerte. Por ejemplo, está desayunando opíparamente cuando se pregunta: ¿por qué me molesto en desayunar de forma saludable si dentro de un rato me voy a arrojar por un precipicio? Y el zumo de naranja es de pronto como una burla, como una bofetada a su sistema de valores románticos y necrófilos. Sin embargo, sigue comiendo por un motivo tan banal como haberse despertado con hambre. Además, el desayuno es la comida más importante del día, que le decían sus padres. Hay que hacer las cosas bien.

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