sábado, 23 de enero de 2010

Búsquedas inciertas

—Agencia de detectives Flanagan. Dígame.
—Buenos días, me gustaría que me encontraran.
—¿Qué ha dicho que le encontremos?
—Que me encuentren a mí. No sé dónde estoy.
—¿No? ¿Dónde está ahora?
—Eso me gustaría saber.
—¿Pero desde dónde llama? ¿Qué hay a su alrededor?
—Bueno, estoy en una cabina.
—Descríbame la calle.
—Hay aceras. Y asfalto.
—¿No hay alguna placa con el nombre de la calle?
—Sí. Calle Mayor.
—Vale, en todas las ciudades hay una calle llamada así, podría estar en cualquier sitio. ¿Por qué no le pregunta a alguien en qué ciudad está?
—Me da miedo la gente.
—Vaya.
—Hace calor, ¿eso ayuda?
—No mucho.
—Llevo un sombrero.
—¿De qué color?
—Verde.
—Vale, es algo con lo que trabajar. Se lo diré a nuestros detectives.
—Gracias. ¿Cree que tardarán mucho?
—Usted no se mueva de la cabina.

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