viernes, 16 de octubre de 2009

Y el futuro ya no es nuestro

—Juan.
—Dime.
—He conocido a alguien.
—¿Qué? ¿Quién?
—El príncipe.
—¿Qué príncipe? ¿El príncipe azul?
—El hijo del rey, el heredero al trono.
—Vaya. ¿Entonces?
—Pues...
—¿Pues?
—Tengo que pensar en mi futuro.
—¿Ya no es el nuestro?
—No creo que le pareciera bien que tú y yo nos siguiéramos viendo.
—Entiendo, es poco monárquico que nos veamos.
—Lo siento.
—Más lo siento yo, que me hago republicano por desamor. Yo, que era totalmente apolítico.
—¿Y si me enamorara del hipotético presidente de la república?
—Entonces me haría anarquista.

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