jueves, 2 de octubre de 2008

La lluvia en Berlín no tiene nada de particular

La ciudad. Calles sucias, ruido de tráfico. Un hombre está sentado esperando el autobús. Es el BARDO.

BARDO: Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí.

APUNTADOR: Oiga, que eso es del Tenorio.

BARDO: Da igual, es un homenaje.

APUNTADOR: Pero en el libreto no viene.

BARDO: ¿Por qué oiré voces en esta fría tarde? ¿Será esquizofrenia? Padre, ¿por qué me has abandonado?

APUNTADOR: Y eso es de la Biblia.

BARDO: Callad, voces. Hablo de mi padre, que me abandonó en un orfanato. Recuerdo bien aquel día. El resto es silencio.

APUNTADOR (enfadado): ¡Y ahora Hamlet! Así no se puede trabajar, este tío se pasa el libreto por el forro. ¡Yo dimito!

BARDO (impertérrito): Sic transit gloria mundi. Suavemente, como un suspiro. Sin darte cuenta de lo que sucede.

(Entra una CHICA y se sienta junto al BARDO.)

BARDO (a la CHICA): La lluvia en Berlín no tiene nada de particular.

CHICA: Perdón, ¿cómo dice?

BARDO: La lluvia en Berlín no tiene nada de particular.

CHICA (confusa): ¿Es una contraseña? ¿Es usted un espía?

BARDO: No, soy bardo.

CHICA: ¿En el siglo XXI? (Se aparta un poco de él.) ¿Ha bebido?

BARDO: Señorita, me ofende usted.

CHICA: Perdone. No era mi intención. ¿Qué quiere decir entonces con eso de la lluvia de Berlín?

BARDO: Me pareció una forma original de romper el hielo.

CHICA: Eso tengo que admitirlo, sí. Pero da un poco de miedo.

BARDO: No se queje, la alternativa era: «cantan las ninfas desnudas versos de mi imaginación».

CHICA: Perturbador.

BARDO: Como su belleza.

CHICA: Bueno, me suelen decir que es una belleza masturbadora, así que gracias, es bonita la novedad. Siento haberle llamado borracho.

BARDO: No importa. Además, es verdad que he bebido.

CHICA: Ya decía yo. Es que se le nota.

BARDO: ¿Sí? ¿Qué más me nota? Sea sincera.

CHICA: Pues… En la cara lleva escrito que es usted español. Esa tez cetrina, ese gesto de disgusto, ese metro y setenta centímetros de mala vida.

BARDO: Es usted severa.

CHICA: Es que soy bonita, ¿no lo recuerda?

BARDO: Sí. ¿Quiere que mate por su sonrisa?

CHICA: No es necesario. Soy partidaria de la no violencia.

BARDO: Yo también.

CHICA: ¿Entonces está usted en contra de las corridas de toros?

BARDO: Por supuesto. Los taurinos son todos unos futuristas.

CHICA: No hablemos del futuro, acabamos de conocernos. Dígame, ¿a mí no se me nota nada en la cara? Aparte de que soy guapa, que ambos lo sabemos.

BARDO: Se parece usted a Lili Marleen.

CHICA: Pero si es una canción.

BARDO: Da igual, yo la miro y oigo cantar en alemán.

CHICA: Eso es porque hoy juega el Manchester contra el Bayern de Múnich y está la ciudad llena de aficionados alemanes. Mire, están cantando en ese bar.

BARDO: Qué fea es la realidad incluso cuando es ficción.

CHICA: ¿Qué?

BARDO: No, nada. Que el fútbol es una bonita afición.

CHICA: ¿En serio?

BARDO: No.

CHICA: Viene el autobús. (Se levanta.)

BARDO (sombrío): Como la muerte.

CHICA: Qué melodramático es usted. Sólo es un autobús.

BARDO: Eso es lo que quiere que pensemos. Además, no es el mío. Yo espero al tres.

CHICA: La línea tres no pasa por esta parte de la ciudad, se ha equivocado usted de parada.

BARDO: Ha sido un error del destino, entonces. ¿La volveré a ver?

CHICA: Claro, cada vez que cierre los ojos y me recuerde.

BARDO: Digo en persona.

CHICA: Es posible, seguro que el destino vuelve a equivocarse.

(Telón.)

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