miércoles, 11 de enero de 2006

Rosas que arden

Hola. Soy el hombre que nunca quieres. Te escribo para asegurarme de que pienses en mí durante un momento. Apenas me queda juventud que malgastar, no puedo seguir esperándote en este o aquel sitio. Estoy cansado de ensayar sonrisas en aras de la normalidad y de que sólo el dolor me recuerde que estoy vivo. Francamente, creo que es más heroico y poético arrancarte el sujetador que escribirte bonitas cartas. Estaré por aquí, un ratito más, por si tú también te has cansado de tanta literatura...

No hay comentarios: