He pasado unos días divertidísimos debatiéndome entre la total crisis nerviosa y una úlcera, pero ahora estoy mucho mejor. Este alegre paseo por el infierno me ha servido para descubrir que dos días sin dormir se solucionan con dos horas de sueño y que lo bueno de pasarlo horriblemente mal es que luego te sientes bien con poca cosa. ¡No hay nada como pasarlo mal, amiguitos! Deberían anunciarlo en teletienda. Yo podría dedicarme a la exportación y todo... En el fondo, la gente que siempre es feliz es muy desgraciada, que no sabe lo que se pierde...
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