lunes, 24 de octubre de 2005

Contra España (2)

Pensándolo bien, en esta vida apenas elegimos nada, todo viene impuesto. ¿Qué mérito tiene ser, por ejemplo, nacionalista murciano cuando has nacido y/o te has criado en Murcia? Lo meritorio sería, a mi modo de ver, ser murciano y nacionalista francés. Deberíamos poder elegir la nación que fuera más acorde con nuestra personalidad. ¿Por qué no puede uno ser nacionalista esloveno sin que sus vecinos le miren mal? Ah, que has nacido aquí y por esa razón estás obligado a sentir de una determinada manera... Pues hay que rebelarse contra ello. ¿Por qué querer al país en el que has nacido si los hay mejores? Sin duda la vida sería más interesante si se pudiera elegir libremente la patria a la que amar y seguir en el Mundial de fútbol.

Otro caso es la familia. ¿Me quiere mi familia porque soy guay o porque el síndrome de Estocolmo les ha ganado para la causa? ¿Por qué no puedo elegir a alguna bella desconocida como hermana? O prima, si les escandaliza el incesto. ¿Por qué no puedo elegir al Rey de España como padre? Si mi familia no fuera mi familia y me los hubiera encontrado en la calle, ¿me devolverían el saludo? ¿Se preguntaba Sócrates estas cosas a las cinco de la mañana?

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