Cuando hemos enumerado todos los hombres que hay en el mundo no queda nada de lo que podamos decir "esto es un hombre, y no solamente eso, sino que es el 'un hombre', la entidad quintaesencial que es precisamente un hombre indefinido sin ser nadie en particular."
(Bertrand Russell)
Estos dos últimos días, gente de diverso pelaje y condición me ha dicho "¡pero tú eres Míchel!" en algún momento de la conversación con la intención de comunicarme algo con eso (que en realidad ya estaría comunicado de antemano, puesto que yo soy Míchel y debería saber lo que ello significa, pero organizo mi vida de tal manera que así estoy). Todo esto que estoy diciendo está muy bien, ya que así lo relaciono con la cita de Russell, importante filósofo del lenguaje, aunque mi idea original era bromear con lo de "hombre indefinido sin ser nadie en particular" y decir algo como "se nota que el señor Russell no me conocía".
Ser Míchel tiene muchos inconvenientes y escasas ventajas. Deberían hacerme descuentos en los comercios para compensar, o pasarme una pensión, o qué sé yo. Qué pena que no existan más ciudadanos que sean yo mismo, así podríamos presionar al gobierno.
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