Querida Adela:
En realidad no sé por qué me gustas tanto, si sólo sacas lo peor de mí mismo. Por ejemplo, me provocas sentimientos burgueses como querer casarme y tener hijos. Yo, que quería ser atracador de bancos y planeaba instalarme indefinidamente en la juventud. Y ahora no puedo evitar deprimirme al pensar que no habrá pequeños tú y yo correteando por la casa.
Y, a veces, me entran ganas de ponerme corbata.
Un beso.
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