«Me quedan dos viajes de metro en Madrid», tengo apuntado en el bloc de notas del teléfono. Es importante, supongo. Por si vuelvo a la gran ciudad y puedo aprovechar esos dos viajes restantes. Sería una pena no exprimir al máximo el billete, ¿verdad? Como si esto fuera una metáfora de la vida o algo por el estilo.
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