Vivía yo por aquel entonces en la muy Noble, muy Leal, muy Hospitalaria, muy Benéfica y siempre Denodada Ciudad de Málaga (la primera en el peligro de la Libertad), donde dedicaba mis días al esparcimiento cuando la caprichosa Fortuna decidía sonreírme, lo cual no sucedía muy a menudo, más bien nunca, si soy sincero, aunque por qué serlo en una narración, ni que esto fuera la copia fiel y pormenorizada de una fórmula científica, no, aquí buscamos sobre todo el entretenimiento, por lo tanto, si hay que mentir para que así sea, demos la bienvenida con los brazos abiertos a la epopeya.
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