«Nothing's gonna change my world», cantaba John Lennon. Lo que podría interpretarse como algo positivo, hablando desde una posición de invulnerabilidad frente a influencias externas, o total desesperanza ante la peregrina idea de que algunas cosas o personas ajenas pudieran salvarte. O quizá simple resignación, como el que comenta los efectos de las leyes de la física.
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