Un hombre cansado

Un hombre se levanta agotado de la cama. Se siente engañado: ¿qué sentido tiene dormir si uno no se despierta revigorizado? ¿Para qué invertir ocho horas en una actividad que no cumple su función? Pero no sabe a quién reclamar, el estado no regula estas cosas y seguro que su jefe no se mostraría comprensivo si alegara esta inesperada falta de descanso como motivo para no acudir al trabajo. «Eso parece un problema privado, no sé por qué tengo que hacerme cargo yo», diría. Tendrá hoy que dormitar un poco en hombros ajenos en el metro, con lo incómodos que son. Y revisar esta tarde si la causa de su fatiga es un defecto de fabricación del colchón, sábanas o somier. Quizá haya expirado la garantía de alguno de estos elementos.