El miércoles pasado Sonia y yo dimos una charla en el MUPAM sobre nuestra experiencia literaria y lo cierto es que asistió mucho más público del que esperábamos. Sobre todo, me llamó la atención la presencia en una esquina de dos chicas con aspecto de extranjeras (eslavas, nórdicas, no lo sé). Estuvieron todo el rato con gesto serio apuntando vete a saber qué en un portátil, como si fueran agentes de algún servicio de inteligencia con ganas de estar en una misión más interesante.
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