Lo ideal para un escritorzuelo de segunda fila sería que las personas importantes de su vida engrosaran algo el escuálido número de lectores, pero creo que casi todas mis amantes pretéritas me desprecian cordialmente y, claro, no les hace especial ilusión meter un libro mío en sus casas. Para que luego digan que el encanto personal no influye en la economía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario