Robert Crumb decía que la época del instituto es un entrenamiento para la vida real. A mí me afectó mucho, las chicas no me hacían ni puto caso (esto vale para cualquier momento posterior) y lo pasé bastante mal buscando mi sitio. Así que es raro haber acabado de profe, como si no pudiera escapar de mi pasado (ningún lector de este blog, si los hay, se sorprenderá), pero ahora lo veo desde el otro lado y parece que los chavales se toman las cosas con calma, aunque yo era un chico que hablaba muy poco en clase y supongo que los profesores no tenían ni idea de lo que pasaba por mi cabeza. Tampoco les importaría demasiado, claro, ya es mucha tarea evaluar a un montón de adolescentes y no es que el tiempo sea una materia prima abundante.
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