Cuarenta y cuatro años, prácticamente un viejo acabado. ¿Y cuál es mi leyenda? Nunca me ha detenido la policía por algún malentendido que luego se magnificara; nunca he contratado a una prostituta como los escritores crápulas de antaño; nunca me he metido coca u otras drogas claramente nocivas que justificaran el desastre; nunca he hecho un trío con dos simpáticas damas que celebraran mi genio. Escaso bagaje el mío en este viaje penoso y accidentado.
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