En la piscina de la comunidad, diez de la mañana. Ningún vecino se levanta temprano para bañarse, que estamos en agosto y hay que disfrutar de las horas de más en la cama. Pero yo aprovecho mis vacaciones así, flotando en soledad en esta suerte de líquido amniótico, mi tranquilidad sólo interrumpida por el canto de las cigarras. Qué paz no tener que explicarle a un adolescente desdeñoso quién era Carlomagno o en qué consiste el sector terciario. ¿No podría tocarme la lotería a mí?
1 comentario:
Intuyo bien la profesión, jajaja.
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