—Qué calor hace.
—Ya te digo, te torras.
—No seas chabacano, llámame por mi nombre.
—¿Qué?
—Podríamos comprar uno de esos revolucionarios aparatos de aire acondicionado.
—No son tan revolucionarios, hace mucho que la humanidad los inventó.
—Peor me lo pones; ¿por qué no tenemos uno entonces?
—Son caros.
—La vida, en general, lo es.
—Ya, pero el calor es gratis, al menos en verano. Renunciar a una de las pocas cosas gratis que tiene la vida...
2 comentarios:
Pues prefiero renunciar a ello, oye, cualquier día me arranco la piel a tiras del calor que tengo u.u
Me encanta es muy socarrón, a la parte que divertido. Saludos.
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