Despertarse a las seis y media, salir de casa casi sin desayunar, coger uno de los primeros trenes de la mañana para entrar a las ocho a tu puesto de trabajo. Salir de él a las tres, coger otro tren para llegar a casa y almorzar. Te quedan unas pocas horas por la tarde para escribir algo con cierto sentido, si te deja el cansancio. Después cenas temprano y te acuestas pronto para aguantar otro día.
3 comentarios:
Qué relativo es todo. A mí lo que describes me parecería la gloria. Tener la tarde libre, qué utopía.
Y así una rutina que se hace pesada con el tiempo.
Ánimo.
www.somosfuego.blogspot.com
;_; Mucho ánimo
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