—Buscamos darle prestigio a este certamen que hemos creado y nos parece que la mejor manera sería premiando a un escritor consagrado.
—Pero eso no se puede prever, ¿y si gana alguien desconocido?
—No se preocupe, evitaremos que eso suceda.
—Entiendo entonces que cuando hablaban de prestigio se referían a la acepción que dice:
«Engaño, ilusión o apariencia con que los prestigiadores emboban y embaucan al pueblo».
2 comentarios:
Es más fácil desprestigiar a un escritor desconocido, para eso son los certámenes.
Siempre ;_;
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