—Buenos días, soy su gestor temporal.
—¿Cómo dice?
—Ha sido declarado inútil por las autoridades.
—Hombre, muchas gracias.
—No me las dé, yo no he tenido nada que ver con esa decisión. Pero me han elegido para que gestione mejor su tiempo.
—¿Qué?
—Usted tiende a perderlo en actividades improductivas. A partir de ahora, yo decidiré qué debe hacer y, sobre todo, cuándo.
—Pero ¡esto es un atropello!
—No perdamos tiempo discutiéndolo y pongámonos manos a la obra enseguida.
2 comentarios:
La autoridad tiene un antídoto para todo, la inutilidad es su cometido.
El día que me den a mí ese trabajo se va usted a enterar de lo que vale un peine. Pa empezar, le voy a hacer un "misery", pa que sepa lo que es canela fina.
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