—Está usted enfermo y, no obstante, pretende seguir como si nada y cumplir con sus obligaciones cotidianas.
—La enfermedad no es más que un espejismo, un engaño del organismo. ¿Cómo van a derrotarme unos bacilos microscópicos? Si estuviéramos hablando de algún peligroso depredador... Un tigre, por ejemplo. O un cocodrilo.
—¿Por eso no se medica?
—Claro. ¿Cómo voy a curarme tomándome unas dosis tan pequeñas? Se esperaría que tuviera que tomarme un tonel de jarabe o algo por el estilo. Ya le digo yo que estas magnitudes no pueden estar bien.
2 comentarios:
Datos febriles!!!
Estos escritores.
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