Si mi vida fuera un ejército que tuviera que dirigir como un general, la imagen sería algo así: yo estaría en mi tienda esperando que alguien viniera a darme instrucciones mientras mi ejército, desordenado y mal pertrechado, combatiría anárquicamente en el campo de batalla, donde de manera esporádica algunos grupos de soldados apartados se alzarían con la victoria en pequeñas escaramuzas gracias a la asistencia de la diosa Fortuna.
1 comentario:
Tch, tch. Julio César le echaría una bronca. Y debía echarlas muy gordas.
Publicar un comentario