—Buenas tardes, hemos decidido descatalogar su libro.
—¿Tan pronto? Menudo bajón.
—Tenemos unos cuantos ejemplares en el almacén. Se los vendemos a un euro cada uno. Si no los quiere, los destruiremos.
—¿Y no me los pueden dar gratis? Puesto que son ustedes quienes no quieren tenerlos ni en el almacén ni en las librerías...
—Esa opción no es viable. Los libros no tienen ningún valor para nosotros, es cierto, pero sí lo tienen para usted y seríamos tontos si dejáramos pasar una oportunidad tan buena de quedarnos con su dinero.
—Entiendo, en qué estaría pensando yo.
1 comentario:
Lleguemos a un acuerdo. Ustedes me los regalan y yo no les incinero el coche. Por ejemplo. ¡Todos salimos ganando!
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