martes, 20 de febrero de 2018
El dilema del hombre que caga
Está usted cagando, caballero, y de pronto oye un grito de terror de su pareja. ¿Qué hacer? Podría salir corriendo hacia el dormitorio con el culo cagado y los pantalones por los tobillos, pero ¿y si su grito lo ha provocado el descubrimiento de una araña? Sería una entrada memorable la suya, sí, pero no en el buen sentido. Ahora bien, quizá mientras usted pierde el tiempo limpiándose un intruso esté asesinando a su mujer. Como ve, lo peor es la incertidumbre y la obligación de decidir en cuestión de segundos. En esta situación es imposible ganar (pues tampoco es que la mejor manera de enfrentarse a un criminal sea con los pantalones bajados y el culo sucio de mierda).
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3 comentarios:
Las dos veces que me ha sucedido eso, me he limitado a decir repetidamente "¿estás bien?" usando un volumen de voz muy alto que se hacía más alto gracias a la estupenda acústica del cuarto de baño.
En la primera ocasión era efectivamente una araña, así que cuando acabé la labor salí del baño - pantalones y todo lo demás en su sitio - y fulminé al bicho.
En la segunda ocasión, el intruso ya había asesinado a mi mujer. Esto sucedió en el momento preciso del grito (que es lo habitual), con lo que no hubiera habido remedio aunque hubiera salido con los pantalones en los tobillos y tropezándome con las cosas.
De la misma manera que en la primera ocasión, salí al acabar la tarea y llamé a la policía para que hicieran su trabajo: ponerme una manta encima con candor y darme una infusión.
En ambos casos siempre se pierde (vida) y siempre se gana (elegancia)
Si se les desconcha un trozo de esmalte de una uña, también gritan, a veces....
Ni caso.
Caga tranquilo, caga contento,....eso.
No sé qué mariscal o canciller alemán no quiso defecar en la cuña que le pusieron en la cama en la que estaba enfermo, se levantó al baño, resbaló, se cayó y se mató. Con dignidad, eso sí.
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