Está decidido, esta vez no lo pierdo. De un salto me subo a él y con gran satisfacción acomodo mis posaderas en un asiento vacío. Qué bonita se ve la plaza desde aquí. Lamentablemente, el guardia me dice con muy malos modos que me baje del vagón, que el monumento al metro se mira, pero no se toca.
2 comentarios:
Bueno!!
Muchas policía, poca diversión.
Publicar un comentario