martes, 18 de julio de 2017

Los dos patitos del Apocalipsis

Si yo creyera en la numerología y cosas por el estilo, pensaría sin duda que el veintidós es un número importante en mi vida. Por ejemplo, tenía veintidós años cuando Alba y yo empezamos, la misma edad que tendría luego ella cuando pasamos por última vez un cumpleaños mío juntos (yo cumplía veinticinco). Babeth tenía veintidós la última vez que la vi. María también. Los mismos años que tenía Patricia cuando la dejé, aunque esto iría sin ninguna duda en la lista de los momentos felices. Son curiosas las casualidades, tantos momentos congelados en los veintidós. Como si tuviera algún significado. Quizá tendría que salir a comprar lotería.

1 comentario:

Microalgo dijo...

A mí me pasa igual pero con cuarenta y cuatro. Se lo cambio sin mirar, que dicen que la distancia es el olvido, pero yo creo que el tiempo también ayuda.

Aunque ni sé si quiero olvidarlo, ahora que caigo.