martes, 25 de abril de 2017

Del contexto y otras cosas sin importancia

—Usted ha ofendido a las víctimas del terrorismo con sus chistes.
—¿A las víctimas? ¿En bloque? ¿Es Carrero Blanco el representante designado por las víctimas?
—Reírse de una de ellas es reírse de todas.
—Señoría, con el debido respeto, eso se lo saca usted de la manga. Imaginemos que yo dijera de una víctima del terrorismo aquejada de enanismo algo como: «la explosión hizo que se sintiera más alto que nunca». Podríamos debatir sobre el buen gusto del chiste, pero es evidente que no me estoy riendo con él de, digamos, alguna otra víctima del terrorismo que midiera dos metros, pues el chiste no funcionaría en su caso. Así, los chistes sobre Carrero Blanco sólo tendrían que afectar a otras víctimas del terrorismo que casualmente hubieran sido mandamases durante alguna brutal dictadura. Entendería por ejemplo que Reinhard Heydrich se sintiera ofendido con los chistes sobre Carrero Blanco. Y viceversa.
—¡Tecnicismos!

1 comentario:

Microalgo dijo...

... pero el argumento es inapelable.