lunes, 12 de diciembre de 2016

Reconocimientos

La academia sueca decidió premiar con el Nobel de la paz al señor Manolo, un labriego de ochenta y tres que nunca se había peleado con nadie en su larga vida, lo cual sin duda era algo muy meritorio en España.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Para conseguirlo tuvo que partirle la crisma a ocho del mismo pueblo que también lo reclamaban.