martes, 6 de diciembre de 2016

Amor y enfermedad

Enfermo, me metí en la cama. En mitad de la noche sentí que Sonia me tocaba la oreja. Qué bonito gesto de cariño, pensé yo. Pero a la mañana siguiente me contó que lo había hecho para determinar si estaba muerto o no.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Pues tocarle la oreja a un presunto muerto también es un acto de arrojo y valentía. Considérelo así, hombre, que también tiene que dar grimilla.