lunes, 21 de septiembre de 2015

De los treinta y siete

Me llamó mi primera novia para felicitarme el cumpleaños. «No hay motivos para estar triste», dijo, «es a esta edad cuando los hombres os ponéis interesantes». Luego me estuvo hablando de su hijo, que pronto cumplirá ocho años y pensé: qué poco juvenil es esta conversación. Pensé después en las chicas que amé que no me felicitaban aunque incluso el Facebook les recordaba que era mi cumpleaños. Sin duda, era una tragedia hacerse viejo.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Las que se quedaron atras, atrás se quedaron. A no ser que las felicite Usted por sus cumpleaños, en cuyo caso son unas maleducadas: no las felicite más.

Y si no las felicita, pues no se queje, hombre, a no ser que quiera ir Usted entrenando el ego para llegar a ser un falso escritor de campanillas (para esos, el ego es indispensable, porque carecen de talento: yo le recomiendo que prescinda de esta característica -el ego sobredimensionado, digo-, porque no le hace a Usted mucha falta).