domingo, 15 de marzo de 2015

Deseo y tormento

—Buenos días, ¿es aquí donde han solicitado una secretaria?
—Así es, pase, pase.
—Aquí tiene mis referencias.
—Estupendo. Le explico su labor: usted tiene que azotarme con esta vara en la espalda mientras escribo.
—Perdone, pero creo que se ha equivocado. Usted lo que necesita es una prostituta.
—No, no. No busco placer con los azotes, señorita, todo lo contrario. He descubierto que escribo mejor cuando padezco, pero desgraciadamente todo me va bien ahora y, claro, mi literatura sufre.
—Esto es muy irregular.
—En efecto, como mi obra ahora. Pero podemos ponerle remedio con unos buenos azotes.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Que no le pone, dice.

Mentiroso.

Y entonces las botas de cuero, ¿para qué?