sábado, 3 de enero de 2015

Paquetes

Le envié mi libro a un amigo, pero nunca le llegó. La dirección estaba mal, faltaba el número del piso. Sin embargo, tampoco me fue devuelto el paquete. ¿Se lo quedaría el cartero creyendo que se trataba de algo valioso? Qué chasco más grande se llevaría al abrirlo, sobre todo al darse cuenta de que estaba dedicado. A no ser que se llamara Antonio, claro, que entonces podría sentirlo como un regalo y la intención es lo que cuenta.

1 comentario:

Microalgo dijo...

No se nos añusgue, maese Noguera. Piense un poco italocalvinamente, fantaseando con el loco destino posible de ese libro volandero.