martes, 28 de octubre de 2014

El viejo Jules

A veces pienso en Jim, mi amigo francés, y en mi mujer francesa, que también fue suya. Es raro que nuestros países se entendieran tan mal y en cambio nosotros pudiéramos compartir incluso el amor. No había voluntad de cooperación, es evidente, todo querían solucionarlo los dirigentes con la violencia. En eso se parecían a Catherine, que también era muy visceral, incapaz de aceptar un no como respuesta. Pienso ahora que nosotros representábamos el espíritu de la nueva Europa que todavía estaba por venir y ella el de la vieja Europa de siempre. Ah, pero era tan hermosa, tan cautivadora, tan necesaria. Mucho más que cualquier patria del mundo.

Publicado en el número 19 de Obituario.

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