viernes, 16 de mayo de 2014

Apadrinar un árbitro

«Ya estoy harto de que me insulten y agredan», dice un árbitro en el centro de acogida para colegiados. «Yo antes era juez de línea y se pasa mal», admite otro, «sobre todo para dejarlo: me pasaba el día junto a un semáforo y levantaba el banderín cada vez que un coche arrancaba por delante de otro». Estas víctimas olvidadas se recuperan ahora en un centro de acogida recientemente abierto en la ciudad de Madrid. «Es una iniciativa europea», nos cuenta su director, Arturo Fernández, «y éste es el primer centro, pero seguirán muchos más». La idea es rehabilitarlos y reinsertarlos en la sociedad, pero hacen falta fondos. Por eso han lanzado la campaña: Apadrina un árbitro. Por una pequeña cuota (diez euros al mes), se alimenta y viste a un ex árbitro y se le prepara para su nueva vida. A cambio, puede uno cartearse con el árbitro que apadrina. Algunos árbitros mandan a veces tarjetas rojas dentro de los sobres en vez de cartas, pero estas pequeñas recaídas no se consideran peligrosas.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Es que Usted habla de árbitros de fútbol. ¿Sabía que MIRAR MAL a un árbitro de rugby puede constituir sanción? No lo pone en el reglamento porque todos los jugarores de rugby lo aprenden volando.