miércoles, 5 de febrero de 2014

Una noche más en la cocina

Era ya tarde, pero Jackson y Pollock seguían trabajando en la cocina. Jackson quería marcharse a casa, pero no podía sin su hermano, que experimentaba con unas nuevas salsas que, creía él, reflotarían el negocio. Era muy fuerte el vínculo que unía a ambos hermanos: concretamente, los unía por la cintura, implicando varios órganos vitales. Jackson, que manejaba con destreza el cuchillo de trinchar, alguna vez había fantaseado con separarse de su hermano mediante un hábil tajo sin avisar. Al fin y al cabo, el médico les había dicho que uno de los dos moriría si fueran separados, pero no estaba claro cuál. Sería como jugar a la ruleta rusa, pero con un cuchillo, pensaba Jackson mientras admiraba la gran fotografía de mujeres con las medias bajadas que colgaba de la pared.

2 comentarios:

Pommette dijo...

¡ superb !

Microalgo dijo...

Mejor con anestesia. Seguro.