martes, 25 de febrero de 2014

De la literatura portátil

Soy un hombre que siempre ha llegado tarde a las novedades tecnológicas. Hace años, una chica me dijo que me mandaría un vídeo erótico suyo al móvil, pero no podía ser, pues mi móvil era antediluviano y no estaba preparado para esas cosas. Tiempo después me hice con un móvil con capacidad para esos menesteres, pero ya había pasado el momento y la chica no estaba por la labor de mandarme nada. Del mismo modo, nunca he tenido ipods, ipads, o libros electrónicos. Todo eso cuesta dinero, al fin y al cabo, y a mí nunca me ha sobrado. No fue hasta el año pasado cuando por fin me hice con un ordenador portátil. Y qué cambio, amigos. La revolución. Va conmigo de una habitación a otra. Me lo llevo en los viajes. Y la libertad que da poder escribir en la terraza, al sol. O en la cama, como Proust y los holgazanes.

3 comentarios:

Microalgo dijo...

Aro, hombre. Dese un capricho.

i*- La que canta con Lobos dijo...

Eso, a ver si contestas a los comentarios... viva twitter! jaja

Anónimo dijo...

oye, ¿no se llamaría Olvido?