—Su novela es muy interesante, pero al llegar a la página noventa y uno se desmorona como un castillo de naipes.
—Lo sé, pero no he podido evitarlo, es mi número de la mala suerte, desde pequeño. De hecho, el año 91 fue el peor año de mi vida, no me salió nada bien. ¿No podríamos saltarnos esa página?
—Imposible, toda novela necesita una página noventa y uno. Salvo que sea una novela corta, claro.
—¿Y si pusiéramos ahí una ilustración para no tener que escribir nada? Una ilustración que ahuyente la mala suerte. El dibujo de una pata de conejo, por ejemplo. O un trébol de cuatro hojas.
2 comentarios:
Qué original! Me ha gustado mucho.
Es una solución. Las maldiciones se rompen siempre de la manera más tonta.
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