Una vez, hace un par de años, me quedé en la casa de una amiga a dormir. Por la mañana vi que tenía
Los fracasos tempranos en la estantería. Qué bonito, pensé, voy a escribirle una dedicatoria ahora que no me ve y así, la próxima vez que lo abra, se encontrará algo inesperado. Me la imaginé sonriendo al descubrir el pequeño detalle. A día de hoy no me ha dicho nada del tema, así que sospecho que no ha vuelto a coger el libro.
2 comentarios:
Coñe, dele una pista.
Pocas veces abro yo un libro que ya me haya leído. Es que hay mucho por leer, y uno no da abasto...
Esto me da ganas de revisar los libros que ya me leí!!! jaja
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