—Vente conmigo, guapo —dice la prostituta.
—No puedo, señorita: yo practico la ataraxia —responde el hombre.
—Muy mal, el paroxismo es mucho más interesante.
—No se lo niego, pero también es más caro. La ataraxia, en cambio, está al alcance de mi bolsillo.
—Es una vida triste la tuya, entonces.
—Puede ser, pero lo bueno de ello es que no me entero. Vivo en la ignorancia que me proporciona la supresión de los apetitos.
—Yo soy técnica superior en prostitución y te puedo decir que la ignorancia no es buena. Hay que formarse, tener cultura. Cultura sexual, que es una parte importante del saber.
—Sí, pero me es imposible, insisto. Sobre todo ahora, con tantos recortes en cultura y educación.
1 comentario:
Uh. Yo es que soy más del hedonismo. Qué le vamos a hacer.
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