martes, 4 de diciembre de 2012

El amor es sacrificio

¿Cariño, quieres tú la tarta que queda?, le pregunta ella. Él en realidad no quiere, pero le dice que sí. Se sacrifica, se sacrifica para que ella no engorde. Da lo mismo que esto le afee a él, piensa, lo importante es que ella siga siendo bonita. Y se siente el perfecto marido, aunque en realidad actúe por razones puramente egoístas, pues no quiere acostarse con una gorda.

2 comentarios:

Javier dijo...

¿Y ella querrá acostarse con un gordo? El sacrificio puede salirle por la culata.

Microalgo dijo...

Lo primero es la tarta. A veces lo único. Hay que zamparse la tarta. sea quien sea el que se la zampe, hay que compensarlo con ejercicio.

Se me ocurre uno.