sábado, 9 de junio de 2012

Pequeños momentos de la literatura secreta (2)

Soy un escritor sin obra, pues la regalo a los transeúntes. Creo que estos lectores fugaces agradecen el detalle, pero enseguida me olvidan, puesto que mi obra no lleva firma alguna y además me empeño en ir siempre embozado (lo que es muy molesto cuando hace calor). El motivo de todo esto es que creo que la elegancia de ser secreto no está lo suficientemente valorada por la sociedad y pretendo cambiar esta percepción, aunque esta empresa es un poco difícil precisamente por tratarse de pasar inadvertido.

3 comentarios:

Lola Valero dijo...

No te engañes, el misterio es un atractivo difícil de superar...

Anónimo dijo...

¿Eso significa que ya se resigno a plagios indiscriminados?

Microalgo dijo...

Cuidado con el embozo, que es el equivalente al sombrero de tres picos (ya me entiende), y pintan bastos manifestantes.