jueves, 1 de diciembre de 2011

Las alucinaciones

Una cucaracha corretea por la mesa, pero Alberto trata de ignorarla, pues sabe que no es real. Lo sabe por la actitud de su jefe, que sigue sentado como si nada, con calma, y no muestra el menor interés por la supuesta cucaracha. Así que Alberto se seca el sudor de la frente con la manga de la camisa y suspira, intentando prestar atención a la cháchara insufrible de su superior. Algo de la productividad, dice. La crisis. Todo eso es real, piensa. No la cucaracha, que es producto de su imaginación. Siempre tiene que observar la reacción de la gente para saber si el asqueroso insecto de turno es de verdad o no. A veces es Alberto quien permanece calmado, creyendo equivocadamente que la cucaracha es imaginaria. Como hace un par de semanas, cuando cenó con una chica en un restaurante. Menudo salto dio. La chica, no la cucaracha. Y él allí con cara de idiota. Ella pensó que era un tipo inmutable, con nervios de acero. Todos somos víctimas de nuestra imaginación, en realidad.

3 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

Me gustó. La ficción, o la realidad, a veces nos hace malas pasadas.

Microalgo dijo...

Lo bueno sería ver dentro de la cabeza del jefe, que piensa que la cucaracha no existe porque su subrodinado no se inmuta al verla...

Yo, por mi parte, me alegro por la cucaracha.

Ficticia dijo...

Genial