jueves, 7 de julio de 2011
El esplendor en la hierba
Suena el teléfono, pero no es Sonia, sino Alba. Qué querrá, pienso, aunque es una pregunta retórica, pues si me llama es porque está triste, ya que sólo se acuerda de mí cuando la vida no le sonríe. Efectivamente: se embarca en un largo soliloquio acerca de su insatisfacción. Por qué no habré hecho esto nunca, pienso. Lo de llamar a una ex para quejarme, quiero decir. Diferencias entre hombres y mujeres, una más. Pero centrémonos: la verdad es que todo esto es una pena. Porque quise tanto a esta chica y ahora es como hablar con una extraña. Una extraña con voz de camionero, lo que me hace pensar que vuelve a fumar, aunque ella asegura que es una afonía mal curada. Lo realmente grave es que empieza a joderme el recuerdo con las historias de su vida actual. Porque ella era el arquetipo, la primordial. ¿Será esto la decadencia? La vida es un proceso de demolición, que decía Scott Fitzgerald, pero yo no quiero revisionismos históricos de mi pasado. Yo quiero que me dejen el pasado tranquilo, porque puede que un día sea lo único que me quede y quiero regresar a él de vez en cuando y pasear por sus calles entrañables y sus parques y recordar el esplendor en la hierba del que hablaba Wordsworth y todo eso, joder. Pero no, ella tiene que venir a derribar el recuerdo, dándome a entender que esta chica que me cuenta historias de hombres separados y depresivos es la misma que me hacía escribir poemas y no dormir. A mí esta información no me sirve para nada. No me aporta nada. No la quiero para nada. Y no sé si manifiesto esto inconscientemente, pero se queja de los comentarios que voy haciendo a su discurso. Tu humor ha cambiado, dice, antes eras más divertido, ahora eres cruel. ¿Cruel, yo? No soy yo quien practica la filosofía del martillo con el pasado de los demás. Y no sé qué le digo, pero me cuelga, enfadada. Y yo suspiro, aliviado.
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4 comentarios:
Que le den dos duros, a esa. Y si se aburre, que pinte una mona.
Es que, es que... (tono de exasperación).
ME GUSTO ESTO.Aunque..yo tampoco nunca llame a un ex para quejarme. Si coincido con que el pasado debe permanecer incolumne, no al revisionismo historico y menos aún si eso implica estropear o derrivar un recuerdo...Saludos, Gabriel
Nada de voz de camionero. Afonía. AFONÍA. De tanto ladrar. Ladrar al final no era tan sexy.
Y los recuerdos no sirven para nada. Sólo para destrozarte la vida. Así que es mejor desmontar el pasado. No hay nada que recordar.
Tus post me gustan cuando parecen sacados de la vida real.
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