domingo, 27 de febrero de 2011

Tetas y culos

París, 1944. El despacho de ALBERT PUEL, editor de la revista Tetas y culos. PUEL se masturba vigorosamente mirando una foto que sujeta con la otra mano. De pronto, llaman a la puerta.
PUEL: Adelante.
Entra SANDRINE, una bella muchacha. PUEL deja de masturbarse, aunque parezca contradictorio esto.
SANDRINE: Buenos días. Venía a hablar con usted.
PUEL: No me digas más: eres una pobre chica recién llegada a París. Vienes de un pueblo de Bretaña y la vida en la gran ciudad es muy difícil. Por eso has decidido probar suerte en el maravilloso mundo del desnudo. Apoyo tu idea, chica. De hecho, habría que reprocharte que no lo hayas pensado antes. ¡Qué piernas! ¡Qué nalgas! ¡Qué pechos! Y eso que estás vestida.
SANDRINE: Gracias, creo. Pero no he venido para eso.
PUEL: No seas tímida, aquí estás entre pornógrafos.
SANDRINE: No he venido a posar desnuda. Soy de la Resistencia.
PUEL: ¿Eso qué es? ¿Feminismo avant la lettre?
SANDRINE: ¿Es que no lee los periódicos?
PUEL: Yo sólo leo pornografía, querida.
SANDRINE: Sabrá al menos que estamos ocupados por los alemanes, espero.
PUEL: Por supuesto, son mis mejores clientes. Unos auténticos degenerados, como tiene que ser.
SANDRINE: Precisamente de eso quería hablarle. La pornografía que usted publica es antipatriótica.
PUEL: ¿Qué? Eso es mentira. Todas mis modelos son chicas francesas.
SANDRINE: Sí, pero aparecen confraternizando con el enemigo. Mire, en el último número.
SANDRINE saca una revista del bolso y le muestra las páginas centrales.
PUEL: ¿Qué problema hay? Una chica guapa; normanda, si no recuerdo mal. Con tetas como obuses. Obuses franceses, naturalmente.
SANDRINE: Tiene el vello púbico recortado en forma de esvástica.
PUEL: Ah, eso. Un pequeño detalle sin importancia. Fue una petición de los lectores de la Gestapo, y la pornografía consiste en cumplir fantasías.
SANDRINE: No queremos ver esvásticas en los pubis de las mujeres francesas, sino cruces de Lorena o flores de lis.
PUEL: Eso sería pornografía subversiva y yo soy un pornógrafo decente. Además, la chica se llama Marianne, ¿eso no cuenta?
SANDRINE: Eso lo hace peor. Este desnudo es un acto de traición y la traición se castiga con la muerte.
PUEL: Me parece exagerado fusilar a la pobre chica: sólo tiene dieciocho años.
SANDRINE: Le fusilaríamos a usted, no a ella.
PUEL: ¿A mí? Esto es censura de la peor clase. ¡Ejecutado por publicar pornografía!
SANDRINE: ¡Pornografía colaboracionista!
PUEL: También eleva el ánimo de los franceses. Te lo digo yo, que soy francés.
SANDRINE: Usted se refiere a los penes franceses, aunque dudo que esta basura fascista los levante. Lo cierto es que desmoraliza a nuestros hombres y ofende a nuestras mujeres.
PUEL: Vale, está bien, me rindo. Rectificaremos la línea editorial, ¿te parece bien?
SANDRINE: Qué menos.
PUEL: Bien. Ven el miércoles y te haremos unas fotos.
SANDRINE: ¿Qué? ¿Cómo dice?
PUEL: Es la mejor solución, ¿no crees? Una chica patriótica, de la Resistencia. Eso elevará el ánimo de los franceses, ¿no?
SANDRINE: Pero yo...
PUEL: Piensa que es por Francia.
SANDRINE: Por Francia...
PUEL: Eso es. Ya que estás aquí, podrías desnudarte. Así vemos el material.
SANDRINE duda unos instantes, pero acaba quitándose el vestido. Cae el telón, lo que provoca las protestas del público.

3 comentarios:

Lunática (R.) dijo...

Eres un genio

José Antonio Fernández dijo...

¡Yo quiero ver esa obra!!

Microalgo dijo...

TODOS queremos ver esa obra. Y al menos la mitad, a Sandrinie, de paso.

Como baje Usted el telón antes de tiempo, le auguro un motín tipo libio. O peor.