jueves, 18 de noviembre de 2010

Dimes y diretes

Después de una noche de amor. Nos levantamos tarde y almorzamos aún más tarde, como si la vida no nos esperase. De pronto, dice ella:
—Recuerdo que la noche en la que nos conocimos hubo un momento en el que tú y yo estábamos hablando... y no me acuerdo de lo que te dije, pero me miraste como si hubiera sido una tontería muy grande, giraste la cabeza y te pusiste a hablar con mi prima.
—¿Yo hice eso? —le pregunto.
—Sí —y se ríe.
Y por eso hay que tratar mal a las mujeres, niños.

3 comentarios:

Microalgo dijo...

No ha dicho Usted ninguna tontería, con eso. Está tristemente contrastado que es así. Tristemente, repito. A veces dna ganas de darle a la palanca y abrir esa mitad de la cama... ya me entiende.

Anónimo dijo...

Exactamente asi es.

Microalgo dijo...

Tres de tres. Tch. Siento la pena de lo patentemente irremediable...