En un bar. La chica le cuenta entre risas que, algunas noches, cuando está sola en la cama, no puede evitar pensar que nadie la va a querer. Él sonríe con disgusto y piensa que ahora mismo lleva en el bolsillo de la chaqueta ese libro en el que le publicaron una carta de amor que le escribió a ella. Qué tonta eres, amor, dice por fin.
Pero la verdad es que él tampoco es muy listo.
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