sábado, 24 de octubre de 2009

El fin del amor

—Señor abogado, quiero divorciarme de mi marido.
—¿Pero no es usted monja?
—Precisamente. Estoy casada con Dios, pero se acabó el amor.
—Entiendo. ¿Diferencias irreconciliables?
—Es un polígamo. Y tiene triple personalidad. Además, nunca me escucha.
—¿Cuál es su patrimonio?
—El cielo y la tierra. Me gustaría quedarme con el cielo, que tiene mejores vistas. Aunque la tierra es bastante útil.
—No se preocupe, vamos a desplumarle.

No hay comentarios: